Llevo dándole vueltas algún tiempo (veinte años aproximadamente) a la necesidad de participar en política institucional (en un partido o en un sindicato), pero no veo el modo. Usaré una metáfora para explicar la situación, tal y como yo la veo:

En mi pueblo hay una habitación que echa peste. Hay personas encargadas de limpiarla, pero no cobran nada por hacerlo. Los dueños de la habitación tampoco la limpian, dicen que ya están los encargados para eso. A los encargados los dueños de la habitación le han prometido regalársela, y se sabe que es cierto, que en otros pueblos los dueños de las habitaciones pestosas las regalan a los encargados de limpiarlas. Entonces los encargados de limpiarlas se convierten en dueños de las habitaciones pestosas y proponen a gente del pueblo para que se conviertan en limpiadores de la habitación pestosa. Como es fácil imaginar todo el pueblo se perjudica por la existencia de esa habitación tan pestosa, pero nadie hace nada, todos esperamos a que sean los encargados de la habitación pestosa los que la limpien, y ellos siempre dicen que la van a limpiar, pero no lo hacen. ¿Por qué? Pues muy sencillo, porque si limpian la habitación pestosa ésta deja de existir, y eso no lo van a consentir ni ellos, ni sobre todo los dueños.

¿Qué podemos hacer los vecinos? Yo soy partidario de remangarse y entrar a limpiar, pero mis colegas dicen que ni hablar, que esa habitación echa peste y que si uno entra también va a echar peste, que mejor nos echamos una timba. Yo digo que sí, que es posible que acabemos echando peste, y que vale lo de la timba, pero que esto es como cuando uno come ajo, que si comemos ajo todos, no nos vamos a enterar y puede hasta llegar a ser divertido. Que lo que tenemos que hacer es un grupo de voluntarixs que se remangue y al menos lo intente, igual no la limpiamos entera, porque es mucha la peste, pero que podemos servir de ejemplo: yo no me quiero quedar a vivir en esa habitación, no se trata de eso. Yo estoy convencido de que los encargados de limpiar la habitación no la van a limpiar, ya los conocemos desde hace tiempo, y lo que quieren es heredarla tal cual. Existe el problema añadido de que igual tampoco nos dejan entrar a limpiarla diciendo que ellos son los encargados. Vale, pero no son los dueños y los dueños están tan ocupados en montar habitaciones pestosas que les da igual lo que pase con una de ellas. Por último, también sucede que a la peste de esa habitación la gente se va acostumbrando y muchos ya ni la huelen o son capaces de vivir como si no existiera. A mi me parece increíble, pero es así. Y yo pienso que no deberíamos callarnos y que algo deberíamos hacer, lo que sea con tal de no aceptar el hecho de vivir al lado de una habitación que desprende ese hedor. Creo que es un deber moral.