Oigo en una radio (cadena SER, creo), de boca de Floriano del PP, que la financiación de su partido es “clara, diáfana y precisa” y que no tienen nada que ocultar. Pues no sé a qué se está dedicando el juez ni el fiscal.
No se pueden decir más mentiras con menos palabras.

Veo en El Intermedio un reportaje sobre la rueda de prensa de la directora de la Agencia Tributaria, reconociendo públicamente las tonterías que acaba de soltar a los micrófonos de los periodistas respecto de la amnistía fiscal que su jefe, Cristóbal Montoro, se montó para liquidar cuentas pendientes de su partido, gracias a la cual Bárcenas ha cogido aire, y no hay quién le tosa (dentro y fuera de su partido).

Esto por hablar del PP. Si hablásemos del PSOE tendríamos tres cuartos de lo mismo. Dinero de los ERE desviados a paraísos fiscales, o gastados en cocaína… sin que se produzca ni una sola dimisión…

El fondo de todo este asunto es la financiación irregular de los partidos políticos. Los partidos mayoritarios necesitan mucho dinero para pagarse las campañas electorales. estas campañas son un negocio en dos sentidos:
1) Estas campañas antes duraban semanas. Hoy, cada vez más, duran años. Hay que pagar publicidad, comprar espacios de divulgación, contratar personal y asesores, que sugieren buena presencia, trajes, coches, viajes… y mucha presencia, en foros, fiestas, consejos de administración, sindicatos… de manera que esa presencia influya en el momento decisivo….
2) Llegado el momento, si el trabajo anterior se ha hecho bien, solo falta rematarlo, alquilar estadios y autobuses, comprar regalos, asesorar la imagen de los candidatos, seguir en el candelero el tiempo que dure, y dejar claro cuál es el poder de persuasión real con que cuenta cada candidato, que se resume en comparar votos/voluntades.

A mi personalmente me importa una higa que dimita Ana Mato, Cristóbal Montoro, o la madre que los parió. Lo que a mi me gustaría sería que acabáramos con esa estupidez, con ese despilfarro, con ese negocio estúpido en que se han convertido los partidos políticos hoy, que no produce nada, pero consume ingentes cantidades de dinero. Pero son instituciones muy poderosas. Tanto, que caen unos (o los ficha Telefónica), y pronto son sustituidos por otros.

Yo pensaba hasta hace poco que la única manera posible era clarear su interior, entrar y abrir puertas y ventanas. Cada vez más pienso que esto es imposible; que solo se les puede pegar fuego. Y creo que cada vez más hay gente dispuesta a ello.