Hace un par de meses tocó recambiar sartenes en casa, que ya me quemaba los dedos al usar las viejas, y se quedaba más comida pegada al fondo que llegaba al plato. Las viejas están en jardín, reemplazando al máximo nivel a los platos de plástico quemado por el sol y cerámica quebrada a balonazos que quedan bajo algunas macetas.
Me fui a la tienda y compré de oferta una de las grandes, otra de las pequeñas (ambas de buena calidad) y un wok. Que ya tenía yo ganas de experimentar con él. Y… todo un éxito hasta el momento, al menos para mi gusto.
Yo ya conocía algunos de los secretos del wok que siempre me habían llamado la atención: que no se debe cocinar mucha comida a la vez, sino más bien raciones; que el alimento debe estar bien cortado; que la sarten debe estar muy caliente; que se cocina con poco aceite para que el alimento quede entre a la plancha-cocido…
La reina del wok es sin duda la verdura salteada.
Coges un cuarto de pimiento verde y otro cuarto del rojo, una cebolla mediana, una zanahoria grande y medio calabacín. Los lavas bien y los cortas a tiras. Coges un filetico de ternera para plancha, lo chafas bien con el cuchillo cebollero y lo cortas a tiricas. Pones la sarten al fuego y cuando esté muy caliente echas un chorrico de aceite virgen y empiezas con el salteado: pimientos rojos, se apartan; pimientos verdes, se apartan, etc. Para que se salteen bien, el alimento debe estar bien caliente. Yo suelo tapar el wok durante un rato, y enseguida agarro el mango y a saltear. Lo último la carne. Si hace falta añado unas gotas de aceite y, lo más importante, aquí añadimos salsa de soja. La carne en tiras se hace en un minuto escaso si la sarten está a tope. En cuanto cambia de color añado un buen chorro de soja y termino volviendo a añadir toda la verdura para que se mezclen los jugos y vuelva todo a coger temperatura. Muy importante: la verdura no se debe pasar. Aunque aparente que está cruda, no lo está. Está para chuparse los dedos.